El Instituto de Agricultura Sostenible acogió ayer la celebración de la mesa redonda Concienciados con la sostenibilidad: Visiones de la agricultura del siglo XXI. El evento, que se enmarcaba en la décima edición de la Semana de la Ciencia, pretendí­a convertirse en un lugar de encuentro para el debate en torno al concepto de sostenibilidad agraria.

Entre los invitados a la jornada se encontraba Judit Anda Ugarte, responsable de la Dirección General de la Producción Agrí­cola y Ganadera, de la Consejerí­a de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucí­a. En su ponencia subrayó cómo la defensa de la sostenibilidad ha marcado la evolución del sector agrario andaluz. €œCon 281.383 hectáreas de producción intensiva y 824.309 de agricultura ecológica, se podrí­a decir que somos lí­deres a nivel nacional.
Entre otros aspectos, hizo hincapié en la importancia de implementar polí­ticas que enfocadas a la mejora de productividad agrí­cola y de la modernización de las explotaciones, siempre bajo la óptica de la protección medioambiental. €œLa gestión sostenible de los recursos naturales es, junto a la viabilidad en la producción de alimentos y el desarrollo territorial equilibrado, uno de los objetivos que se marca la nueva normativa europea€. Concretamente, Anda puso como ejemplo el texto de la Polí­tica Agraria Común 2013. Documento que se encuentra actualmente en fase de revisión y que (se prevé) será aprobado el próximo 17 de noviembre.
El tema de la PAC también fue abordado por el Director general de COVAP, Miguel Ángel Dí­az Yubero, que introdujo al debate un componente más empresarial. €œLa agricultura es una actividad intermedia: nos encontramos entre la gran industria que suministra los insumos necesario para su desarrollo: semilleros, fertilizantes, etc..; y las grandes productoras agroalimentarias. Existe una fuerte relación de dependencia. Como consecuencia, el agricultor ha perdido su posición. Dí­az Yubero defiende un modelo de agricultura poblada como fórmula para fijar la riqueza al terreno: tenemos que apostar por las pequeñas explotaciones familiares.
¿Quién paga todo esto?
¿Hasta dónde el consumidor está dispuesto a pagar este cambio de modelo hacia una agricultura más sostenible?€. El empresario se cuestionaba así­ no sólo la necesidad de concienciar a la sociedad para que a través del consumo promoviera otro tipo de producción agraria, sino también la importancia de reorientar las polí­ticas de ayudas hacia el desarrollo del agricultor y su entorno más cercano. €œEl cooperativismo puede ser clave en esta evolución, pues es el único modelo empresarial que proporciona una integración y vertebración social€, defendió.
En cambio, José Esquinas Alcázar, ex-Secretario de la Comisión Intergubernamental de Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura (organismo perteneciente a la FAO), realizó un mayor énfasis en las cuestiones relacionadas con la conservación de los recursos naturales así­ como de la biodiversidad. €œPodemos decir que la diversidad agrícola, sea genética, biológica, de tecnologí­as, de conocimientos, proporciona el combustible del que se alimenta el motor del desarrollo sostenible y constituye el amortiguador necesario para asegurar la sostenibilidad de la agricultura.
Según afirmó este experto, dada la inseguridad que provoca un futuro incierto, dominado por fenómenos como la globalización o el cambio climático, mantener y usar la diversidad es mantener vivas las opciones y huir de la prepotencia de los modelos únicos€. En este sentido, se atrevió a asegurar que si algunos consideraron el siglo XX como el siglo de la uniformidad y la estandarización, €œel siglo XXI deberá ser el siglo de la diversidad, o simplemente no será.
Por su parte, Antonio Alvear Almunia quiso ofrecer una visión de la agricultura sostenible más ligada al productor, destacando las dificultades que en muchas ocasiones plantea al agricultor la imposición determinadas medidas que los Gobiernos adoptan con el fin de reducir el impacto ambiental de la actividad agrí­cola o modernizar los sistemas productivos. No entiendo por qué ligamos el concepto de sostenibilidad únicamente al ámbito del medio ambiente. Tal como yo lo entiendo, también habrí­a que hablar de una sostenibilidad económica, social, energética€¦ Si la actividad agraria no es viable económicamente para quien vive de ella, entonces, tampoco se podrá decir que es sostenible. Desde esta perspectiva, el Consejero Delegado de Tepro Consultores Agrí­colas S.L. destacó cómo la volatilidad normativa condiciona las expectativas de los productores, llegando a modificar sus estrategias. €œSi las ayudas que se ofrecen van encaminadas a un determinado cultivo en detrimento de otro, podemos encontrarnos con que hay agricultores que dejan de sembrar determinadas especies. En referencia a la polí­tica de subvenciones, consideró que las ayudas que se reciben muchas veces terminan generando un “sentimiento de culpabilidad€ en el agricultor.
Por otro lado, según destacó, la volatilidad de los mercados también afecta al pequeño productor: €œLa agricultura es una actividad económica que se desarrolla en ciclos lentos. Las inversiones se suelen recuperar a largo plazo. Si no hay una clara regulación, la inversión termina reduciéndose. Según los datos aportados, en el último año, el número de trabajadores en el sector se ha reducido un 5% en España; descenso que se cifra en el 30% en el caso de Andalucía, una de las comunidades autónomas que cuentan con una mayor tradición agrí­cola y en las que más se han avanzado últimos 70 años€. Pese a ello, Alvear recalcó que la agricultura volverá en un futuro a consolidarse un sector estratégico para la economí­a nacional, sobre todo de cara a cubrir las necesidades alimentarias de paí­ses emergentes, que no pueden asegurar su autoabastecimiento.
Posibles alternativas
Como cierre, Ezequiel Martínez Jiménez, planteó al público la necesidad de reflexionar sobre posibles alternativas para promover un cambio de conciencia ambiental, que implique un mayor compromiso por parte de la sociedad. Acciones concretas como apoyar el comercio local frente a las grandes comercializadoras, reducir el consumo, apostar por la agricultura ecológica o los productos de comercio justo, fueron algunas de las propuestas del periodista, que fue el encargado de coordinar el debate.
Su discurso giró en torno al papel de los medios de comunicación, especialmente de la TV, como agentes de sensibilización capaces de generar una actitud crítica ante los grandes retos ambientales. Así, expuso la labor divulgativa que lleva a cabo el programa que él mismo dirige desde hace 18 años en Canal Sur, Tierra y Mar. En este nuevo escenario, destacó, la ética no sólo debe regir el comportamiento de agricultores (“los ecologistas más importantes que existen€), sino también de los propios consumidores.
El moderador clausuró el acto con una frase de Gandhi:
Tenemos que vivir más sencillamente, para que otros sencillamente, puedan vivir.
A continuación se exponen algunas de las fotografías tomadas durante el desarrollo del acto.


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