La Casa de la Ciencia de Sevilla, organismo perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Cientí­ficas (CSIC), ha publicado en su sección web Le ponemos cara un perfil sobre el Dr. Pablo Zarco, investigador del Instituto de Agricultura Sostenible (IAS-CSIC). Este apartado trata de acercar la figura del cientí­fico a la sociedad. Para ello, muestran una semblanza bastante humana y personal de algunos cientí­ficos que trabajan en centros de investigación andaluces, al mismo tiempo que ofrece fuentes información sobre su actividad investigadora.

Pablo Zarco, el mago de la luz
Cuando apenas levantaba un metro del suelo, su pasatiempo favorito era abrir todos los relojes de la casa para ver su funcionamiento y destripar los juguetes que le regalaban para explorar su interior. Tení­a la curiosidad de los niños y la del investigador que años después ha llegado a ser. Pablo Zarco es investigador cientí­fico y durante los últimos 4 años Director del Instituto de Agricultura Sostenible, uno de los mejores centros del Área de Ciencias Agrarias del Consejo Superior de Investigaciones Cientí­ficas, donde trabaja desde hace siete años. Antes de eso, estudió en Irlanda, Gran Bretaña, en Canadá y en California. No ha sido fácil regresar a Córdoba, pero él lo tiene claro: volverí­a a hacerlo sin duda.
Le fascina la luz. Por ello, su campo de investigación es la espectrometrí­a de imagen aplicado a la monitorización de la vegetación desde sensores remotos embarcados en aviones tripulados y no tripulados. Los explica con una sencilla metáfora para niños: De la misma forma que las personas cuando enferman muestran unos sí­ntomas que los médicos pueden identificar para conocer la enfermedad, como dolor de cabeza, o aumento de la temperatura, las plantas, cuando no tienen nutrientes (su comida) o agua, experimentan cambios. Ellas no pueden hablar, ni decirnos qué les pasa. Pero esos cambios nosotros podemos detectarlos con unos aparatos, son cámaras de fotos especiales, que ven lo que nosotros no podemos ver, mediante las cuales somos capaces de detectar, a muchos metros y kilómetros de distancia, si una planta, un árbol, están enfermos, le falta comida, o necesita agua, relata el Doctor Zarco.
En el dí­a a dí­a, este trabajo se materializa en sobrevolar parcelas comerciales de olivar, vid y naranjo, de las que obtienen imágenes hiperespectrales y térmicas. Analizan el estrés hí­drico o nutricional que tienen las plantaciones y, ahora, quieren dar un paso más: que la detección que se lleva a cabo en el laboratorio permita tomar decisiones en situaciones reales. Por ejemplo, para que un técnico decida qué dosis de riego aplicar, cuándo y cómo. Con ello ahorramos agua, detectamos falta de nutrientes, enfermedades, o mejoramos la calidad del fruto, señala Zarco, definiendo el objetivo último de sus investigaciones.
Él es Ingeniero Agrónomo y está rodeado de investigadores. Su hermana, profesora de Universidad despertó su interés por la investigación. Su padre, de quien heredó el tesón, terminó su doctorado con 60 años. Y su mujer, Espe, también es investigadora del CSIC. Se reconoce de la €œgeneración Spectrum€ y es un apasionado de la informática. No fue a la excursión de fin de curso al acabar la antigua Enseñanza General Básica (EGB) porque decidió cambiarlo por un Spectrum 48k (lo que hoy llamarí­amos un friki). Tiene 40 años y es una persona con energí­a. €œSoy de los que pienso que hay que arriesgarse en la vida, así­ lo he hecho siempre y los resultados fueron los mejores€, afirma convencido.
Algo intrí­nseco a su persona es ser muy crí­tico con los mimbres de la polí­tica cientí­fica que hay en España. €œSe nos enseña a los investigadores a nutrir nuestro currí­culum como método de conseguir proyectos, plazas y promociones. Por mucho que digan, se potencia la cantidad y no la calidad. No se nos obliga a solucionar problemas del medio o que la sociedad necesita, sino a publicar mucho€, opina.
Adicto al móvil para comprobar su correo, así­ se confiesa, y también al marisco y a la cerveza belga. Con él siempre va la música de Mark Knopfler. Cuando escribo este perfil está leyendo €œLa superestrella Bob Esponja€. €œHubiera sido más progre decir el tí­tulo del último best seller€ afirma, pero es lo que tiene tener cuatro hijos de menos de 10 años.
Quizás de su familia numerosa le viene su sencillez y pragmatismo. Sus hijos le hacen recordar cada dí­a que los investigadores saben mucho de sus complicadas lí­neas de investigación, €œpero realmente muy poco de las cosas simples€. Quizás por ello, no tiene ninguna ambición más allá de que su trabajo sirva para solucionar problemas. Y que, de esta forma, la gente no vea la ciencia como poco útil o innecesaria.
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