Durante más de tres décadas se han venido desarrollando técnicas de manejo del suelo y de la cobertura vegetal orientados a reducir los riesgos de erosión. Actualmente este manejo se contempla desde un punto de vista más global, integrando otros aspectos del agroecosistema como son la fertilización, el control de enfermedades y los riesgos de contaminación por fitosanitarios. í‰ste fue el punto de partida del seminario celebrado el pasado viernes en el IAS. La conferencia, titulada «Avances en el desarrollo de cubiertas vegetales», corrió a cargo de Milagros Saavedra, perteneciente al centro IFAPA-Alameda del Obispo.

La solución no siempre es restringir los herbicidas, sino restringir sus usos», aclaró la ponente, quien considera que para ello lo importante es evitar los desequilibrios: «lo ideal es mantener una cubierta vegetal, pero un buen manejo de la misma no siempre está al alcance de todo agricultor, quien puede pensar que no le compensa tal inversión si no ve los beneficios a corto plazo».

Una de las cuestiones sobre las que más se insistió fue la necesidad de adaptar las técnicas a las condiciones del suelo, del clima (especialmente la pluviometrí­a y la temperatura) y del cultivo en sí­. Obviamente, la preparación del terreno y su estudio es un paso previo fundamental, ya que un suelo pobre, erosionado o con exceso de sedimentos dificulta en muchos casos el empleo de determinadas especies, «lo que no se soluciona incorporando más plantas, sino adaptándolas a las condiciones edafo-climáticas de cada olivar».
No existe, por tanto, una fórmula única en esta búsqueda de cubiertas polivalentes y sostenibles. El empleo de la flora espontánea como cubierta presenta dificultades por su gran diversidad; «en una sola hectárea de olivar podemos encontrar hasta 100 especies». El objetivo que se marcan desde el equipo investigador que ella dirige es bastante complejo: «Nos interesa especialmente aquellas especies de ciclos cortos; que sean competitivas con otras especies espontáneas, pero que no lleguen a afectar al olivo; que tengan, a ser posible, un carácter plurianual mediante autosiembra; que sean de instalación fácil y requieran un mantenimiento mí­nimo y que produzcan suficiente biomasa para mejorar la materia orgánica del suelo». Las especies plurianuales de carácter perenne que hasta ahora se han estudiado resultaron muy difí­ciles de manejar y actualmente no se están contemplando en las investigaciones.
En su intervención, Saavedra ofreció algunos resultados de los experimentos que se han llevado a cabo en este sentido empleando gramí­neas, leguminosas, crucí­feras, e incluso técnicas mixtas. Los datos revelan que, si bien algunas de estas especies ofrecen ciertas ventajas en la conservación del suelo, lo cierto es que no se logra obtener los resultados óptimos en todas las situaciones. «esa es una de las carencias que existen. A dí­a de hoy necesitamos seguir investigando con nuevas especies, incluso de otras familias botánicas».
El desarrollo de una maquinaria especí­fica para el control de cubiertas también fue otro de los retos planteados. No sólo se debe conseguir máquinas más versátiles y ligeras, sino también más baratas ya que «en muchas ocasiones ese gasto es inasequible para el agricultor». Otro hándicap del productor es precisamente el desconocimiento de estas técnicas o de las plantas a utilizar entre tanta diversidad autóctona.

Según Saavedra, el manejo del suelo atraviesa actualmente una nueva etapa. Las investigaciones recientes se encaminan a considerar la cobertura como un cultivo herbáceo dentro de un cultivo leñoso, pero con una finalidad medioambiental. La rotación de cubiertas de diferentes familias en busca de una diversificación se vislumbra como un método de manejo más adecuado. Tal como se desprende de sus investigaciones, existen una serie de recomendaciones como son:
– La alternancia de especies utilizadas; que ofrezcan garantí­as de éxito, pero siempre integrándose en el conjunto del agrosistema.
– La rotación de herbicidas; alternar momentos de aplicación y tipos de materia activa, etc.
– La diversificación de manejos y el control integrado; en el que tengan cabida tanto la siega mecánica, como la quí­mica, la biofumigación o el laboreo.
Por íºltimo, la conferenciante dio a conocer algunos de los proyectos en curso que están desarrollando desde el IFAPA, vinculados con gramí­neas, leguminosas y crucí­feras. En éste íºltimo colaboran tanto la Universidad de Córdoba como el IAS-CSIC.

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