Reseí±a de seguimiento del 6º Congreso sobre interacciones multitróficas en suelo

La intensa jornada del martes se centró especialmente en el análisis metagenómico de las poblaciones de microorganismos y de cómo las nuevas herramientas biotecnológicas permiten profundizar en el conocimiento de las interacciones multitróficas en el suelo. De esta forma, se dieron a conocer los avances de estudios de diferentes patógenos (desde nematodos hasta bacterias, pasando por hongos) causantes de enfermedades en cultivos tan dispares como el olivo, el aguacate, el tomate o la vid. También se mostraron las potenciales aplicaciones de las nuevas técnicas de secuenciación masiva aplicadas en este caso al estudio de organismos habitantes de la rizosfera.
La Dra. Sara Sjöling, de la Universidad de Södertörn (Suecia), fue la encargada de abrir la sesión con la conferencia titulada Functional metagenomics for accessing the riches in suppressive soil. Para Sjöling, los microorganismos del suelo representan una fuente atractiva de moléculas bioactivas que pueden tener su aplicación práctica en campos como la agricultura, la medicina o la industria. Según esta experta, existe cada vez un mayor interés comercial en la obtención de catalizadores que puedan degradar los componentes recalcitrantes o controlar enfermedades de las plantas. Buen ejemplo de ello lo constituye el estudio que desde la universidad sueca de Uppsala, en colaboración con el Rothamsted Research, han llevado a cabo, aislando, caracterizando y empleando una nueva enzima con actividad quitinolí­tica. Al analizar los factores que intervienen en la supresividad natural de suelos han descubierto que a partir del polí­mero quitina y esta enzima es posible obtener acetato, a través de un proceso de degradación. Este componente quí­mico no sólo tiene aplicaciones en la industria farmacéutica o para la conservación pesquera, sino que además es un  potente agente de control de fitopatógenos que afectan a cultivos como el trigo o el garbanzo, entre otros.
Para esta investigadora, el acercamiento a estos aspectos desde la perspectiva de la metagenómica puede ayudarnos a acceder a una nueva generación de biomoléculas; €œdebemos tener en cuenta la información genética de estas poblaciones, pues es la que modela sus sistemas de interacción con el medio€.
Bajo esta misma lí­nea pero con una perspectiva diferente el Dr. Emilio O. Casamayor, del Cetro de Estudios Avanzados de Blanes (CSIC), planteaba su conferencia plenaria, enfocada al estudio de las Arqueas, un grupo de microorganismos sobre los que se conoce muy poco. Según las investigaciones realizadas, se estima que este grupo de microorganismos podrí­a componerse de cientos de especies emparentadas en una cincuentena de linajes (aunque, de momento, sólo se han descrito de forma «oficial» 18 de estas lí­neas). Las Archaea son capaces de adaptarse a ecosistemas extremos (temperaturas radicalmente opuestas, elevados grados de pH, presencia de gases, etc¦), y continúan planteando numerosas incógnitas a las que tiene que enfrentarse la investigación biológica.
Los estudios que se han llevado a cabo han tratado de desvelar su fisiologí­a y cualidades metabólicas, pero la mirada de los expertos se centra ahora en conocer más a fondo el metabolismo de estos microorganismos y las potencialidades fisiológicas que ofrecen. De este modo, se ha descubierto que las Arqueas, al igual que las bacterias, pueden colaborar en la oxidación del amonio, contribuyendo al funcionamiento de los ecosistemas a través del lixiviado de nitrato. Actualmente se sabe que gran parte de la biodiversidad de estas especies se encuentra en entornos hidrotermales como el placton, pero tras algunos indicios, también se está estudiando el papel que pueden jugar en el proceso de nitrificación del suelo, concretamente, el filo correspondiente a las Crenarqueotas.
Introducción a la lectura de Sara Sjöling (ví­deo)
Intervención de la Dra. Sara Sjöling (ví­deo)

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